Desde el 27 de mayo hasta el 3 de junio, estuvimos celebrando el Festival de la Rueda 2022 junto a Artecorte. En su tercera edición está dedicado a la comunidad de personas sordas en La Habana para incluirlas en nuestro mundo de la movilidad en bicicleta, un medio sostenible, saludable e inclusivo. Además, se persigue disminuir la brecha existente entre mujeres y hombres en cuanto a confort y seguridad en la vía. Con estos valores en mente, el festival incluye talleres para aprender a montar bici y de reparación, ejercicios urbanísticos de investigación, donaciones de copas menstruales y hasta un paseo en bici por la ciudad para la clausurar en el Día Mundial de la Bicicleta.
En este artículo vamos a conversar con Adriana Ricardo Díaz para que te enteres de todo lo que tienes que saber acerca de este festival. Adri es la coordinadora de esta iniciativa del proyecto Artecorte, que data de 2020.
¿Por qué dedicar esta edición a las personas sordas?
Entre los años 2015 y 2017, Artecorte ofreció un curso de entrenamiento a siete personas sordas, experiencia que permitió reconocer la brecha de inclusión que aún existe en la sociedad cubana, principalmente en lo referente a crear espacios físicos adecuados para todos, sin importar su discapacidad. Esto nos dejó conocer sobre la práctica del ciclismo en la comunidad sorda. Miembros de Artecorte se reunieron en la sede de la Asociación Nacional de Sordos de Cuba (ANSOC) para dialogar sobre sus necesidades y opiniones en torno a las dificultades que presenta la ciudad para personas con esa discapacidad que deseen montar bicicleta.
Esta edición del Festival de la Rueda está dedicada a ellos porque existe aún mucho desconocimiento sobre la práctica de la movilidad sostenible por parte de personas con discapacidad. Acerca de esto queremos crear conciencia en la sociedad, y sobre todo en los choferes, porque la discapacidad auditiva no tiene por qué ser una limitación para montar bicicleta.
¿Cómo convocaron a la comunidad sorda al Festival de la Rueda?
La convocatoria al evento es un trabajo de conjunto con la ANSOC a través de canales específicos que permiten llegar con mayor facilidad a esa comunidad, y se han tenido en cuenta experiencias anteriores, como el programa “Cultura entre las Manos”, de la Oficina del Historiador de la Ciudad.
¿Qué se espera del Festival de la Rueda?
La intención es que el Festival de la Rueda se transforme en un evento anual que sea referente del trabajo colaborativo, la responsabilidad social empresarial y el fomento de la movilidad sostenible. Más allá de impulsar la creación de proyectos sobre bicicletas, pretende llevar el mensaje de que esta forma de transportación puede integrarse en diversos espacios, como sucedió con el proyecto de peluquería Artecorte.
De ser anual, mantendrá su diseño y organización basados en la corresponsabilidad y participación de otros anfitriones. Una de las características que lo identifican es que Artecorte, a través de su programa de movilidad sostenible Cuba8, convoca y brinda el marco de referencia, pero cada una de las actividades que componen el Festival de la Rueda cuentan con el respaldo creativo y práctico de coanfitriones (como Citykleta).
¿Cuál es el papel de Citykleta en el Festival de la Rueda?
En la primera edición del festival, Citykleta propuso dedicar una jornada a la reparación de bicicletas. Luego de manejar donaciones de apoyo, logró reunir los recursos necesarios, organizó la actividad y lanzó una convocatoria para mecánicos que desearan prestar sus servicios de forma voluntaria.
El tercer Festival de la Rueda también cuenta con la presencia de Citykleta, que participa organizando el mismo evento, ahora bajo el nombre de Fiesta de reparación.
¿Quiénes otros apoyan el festival?
El Festival cuenta con el apoyo de ANSOC, la sociedad civil Patrimonio, Comunidad y Medio Ambiente, la Oficina del Historiador de La Habana y las embajadas de Suiza y el reino de los Países Bajos en Cuba.
Además, colaboran con el festival Citykleta, Velocuba, HaBici, Our City Our Space, La Mina, ANSOC, WIMS, BYCS (Bicycle Mayor), International Expeditions y Rutabikes. También participan personas naturales que, en la medida de lo posible, se han ido sumando a la organización del Festival.
¿Cuál es el mayor reto de organizar este festival?
La experiencia de las anteriores ediciones de este Festival de la Rueda nos ha permitido identificar que el mayor reto reside en lograr la convivencia de todos los espacios que conforman el evento. También es fundamental que no solo sea una fuente de disfrute para los participantes, sino un ejemplo de organización exitosa que posibilite la creación de alianzas.
Funciona como referencia del trabajo conjunto de los propios organizadores, y es muestra de que pueden participar en un mismo evento diferentes iniciativas y emprendimientos relacionados con la bicicleta.
¿Cuáles son los antecedentes de esta iniciativa?
El primer Festival de la Rueda tuvo lugar en noviembre de 2020, durante una breve apertura de la ciudad en el período pandémico ocasionado por la COVID-19, y permitió confirmar la funcionalidad de este tipo de actividades.
Su segunda edición estuvo dedicada al reciclaje, lo que sirvió para formar alianzas entre proyectos que se enfocan en este tema y la comunidad de ciclistas.
Detrás de la organización del festival está todo el trabajo comunitario de Artecorte y los emprendimientos de la bicicleta que trabajan en la ciudad. Aunque todos presentan proyecciones, temáticas y métodos diversos para su trabajo, esta tercera edición demuestra que podemos llegar a un punto de encuentro y unir fuerzas por el bien común de fomentar una cultura de responsabilidad y educación vial, para que trascienda a otras personas además de las que promueven el ciclismo.
Es también una forma de despertar el interés de las instituciones y negocios sobre la activa promoción de la movilidad ciclista dentro de la sociedad civil, lo cual sirve como apoyo y orientación para futuros proyectos e iniciativas conjuntas.
Después de disfrutar esta conversación con Adri, nos quedan muchas expectativas con el Festival de la Rueda. Esperamos que se convierta en el evento del año para celebrar el uso de la bicicleta, potenciar la autonomía de los ciclistas urbanos, promover cultura de inclusión y visibilizar nuestra comunidad. Creemos que este evento nos pone frente a una nueva oportunidad de apoyar La Habana en su transición a ciudad sostenible.
En este artículo colaboró Ana Laura Fernández de Lara López junto a Claudia.